lunes, 14 de septiembre de 2009

pretérito imperfecto

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viernes, 11 de septiembre de 2009

Autorretrato AS

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Autorretrato - HS

A ver, si tengo que presentarme y hablar de mi mismo, y de que parte de mi cuerpo no me avergüenza, o no me da pudor, o menos pudor, hablaría de mis manos, con estos dedos largos que martillean el teclado a la vez que dudo una y cada una de las palabras que aparecen en el monitor.
En la mano derecha el dedo anular tiene una curva, una comba que no deja que el grande, el de la palabra que comienza con la letra F lo alcance. No son manos laboriosas, algunos dicen que tengo manos de mujer a modo de burlarse y sentirse bien con su “macheza” o la palabra que corresponda a esa cosa de sentir orgullo de macho, macho-menos ante tal estupidez. Las manos me transpiran, no se si por la timidez, el exceso de peso o alguna falla en el sistema creo que endocrologico si mal no me recuerdo. La verdad que no se que dicen las líneas en la palma de ninguna de las dos, ni en la izquierda ni en la derecha, no me importa saber, no demasiado.
No tengo marcas sobre las que pueda contar, ni lunares en algún lugar particular del cuerpo, ni con formas o colores extraños. El color de mis ojos es el promedio del lugar donde vivo, supongo que hace unos años fueron lo mejor de mi tierra como sugiere la canción, allá lejos cuando era un niño, mas niño de lo que soy ahora y por pequeño que sea esto, me refiero a lo niño, me niego a renunciar.
Todavía no descubrí mi talento, aunque ya se que no soy, o soy a medias: soy mitad cantante, compositor, poeta o poemastro, mal poeta según mi diccionario, un octavo de dibujante, muy vaguito para sociólogo, demasiado académico para vago, tengo toda la teoría para ser lo que los porteños llaman “un muchacho de barrio” solo que me falta la practica, y el barrio.
Como mencione arriba, estoy excedido de peso, cosa de la cual no estoy orgulloso y tampoco me preocupa demasiado, soy un amante de acompañar el matecocido de las faiv-o-cló con un cacho de pan francés con manteca, les juro que en una cantidad racional, supongo que la panza, barriga, o como prefiera quien lea estas líneas, esta relacionada con el sedentarismo y las horas frente a la pantalla del monitor dándole duro al teclado como nos enseño Bukowski que con “comer pan y tomar gaseosa” (no, no basta con dejar esas dos cosas para “ponerse en línea”)
Creo que en este momento ya estoy por mis piernas, pero tampoco tengo demasiado para decir sobre ellas, son dos, como dos son mis ojos, mis orejas, y esto es algo así como una presentación a mis pies: pies de tamaño normal, 43, anchos, destrozadores de zapatillas adidas, cosa que tome en cuenta hace varios años ya, por lo que ante cada compra de calzados busco la “horma ancha”, enemigo de los empleados de zapaterías o casas de deportes. Las uñas de mis pies, no se llevan bien con la carne que tiene cerca: en mis dos patas las uñas del dedo gordo se revelaron y decidieron “encarnarse” provocando dolores y molestias que me llevan a casi la realización de ceremonias al momento de recortarlas. Me gusta caminar descalzo, me siento bien al caminar descalzo.
De una cosa estoy convendisimo: si tuviese (o tuviera o como se conjugue ese verbo en el tiempo que estoy intentando expresar, ese tiempo verbal me hace renegar) que ponerme una nota lo haría a la manera “estructura social y económica argentina”, soy un 3, 89, pero como la gente que me conoce es gente buena, amable y hermosa, se que redondearían para arriba y zafaría con un 4. No entro en la categoría de los lindos, no quiero pertenecer a esa etiqueta, pero quiero creer que tampoco soy feo, digamos que soy de esas personas que no son ni lo uno ni lo otro, entonces pertenezco, orgullosamente, a la categoría de los simpáticos.
Pensaba hacer de esto, de mi autorretrato un derroche de ironía, sarcasmo, pero no me da la cara, así que voy a decirlo, no sin sonrojarme: soy tímido, por lo que no estoy dispuesto a cantarle a mi timidez, y mucho menos en ritmos pops.
Creo que ya hable demasiado de mi, y como que me da cosita: no soy un tipo interesante, además, esto de postularse como tipo interesante obliga a uno, supongo, a buscar “ardides” para serlo todo el tiempo y no tengo ni las ganas ni la energía para ser interesante el tiempo que este despierto cada uno de mis días.
Ah! Por ultimo pero no por esto menos importante, yo también, como Pablo Neruda, soy amigo de mis amigos.-

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Autorretrato - EJCB

 Considero que la identidad de uno mismo, la constitución de una imagen personal, se construye en función de los otros en los cuales me reconozco y distingo los aspectos que me identifican e individualizan desde mi capacidad de objetivarme. El problema sería ¿quién soy yo para los otros? y, ¿para quiénes? Para el Estado soy 32412500 y para la universidad soy 21291/05. Soy un hombre, un hijo de mis padres, un hermano, un nieto, un familiar, un amigo, un compañero, un alumno, un ciudadano y en ocasiones un amante (reconozco que faltan categorías pero…. Se entiende el punto).
      Fui tallado en casa con los valores de la más pura madera ácrata, quizás sin intenciones previas o premeditadas, pero los cuales guían mi mis acciones, criterios y decisiones en cada diástoles y sístoles que repica en mi pecho, lo cual no significa que todas mis acciones sean completamente coherentes, soy humano en primer lugar, pero intento firme y constantemente que lo sean.
     Suelo ser más parecido a un perro de calle que a lo que muchos llaman “adulto maduro”. Sigo siendo aquel niño que busca refugiarse en casi todo lugar y momento, desde en la armonía de una seguidilla de acordes hasta en el más profundo silencio, el cual amo, sabe acompañar. Busco amparo entre la tinta y el papel, en el olor de la tierra húmeda una tarde de lluvia, en las tablas o asientos de un teatro, en la voz de un ser querido, en los rincones de la casa de mi abuela o en los detalles que embisten mi memoria y me sacan a pasear inesperada pero oportunamente. Y, aunque logré mejorar mi relación, sigo desconfiando del sueño, de aquel que golpea la puerta una vez dormido.
     Tengo fobia a las agujas, sobre todo en manos ajenas. Me incomodan los colores brillantes y los lugares cerrados repletos de gente y los cerrados y pequeños. Me molesta de sobremanera que me corten el paso o acerquen objetos a mi cara.
     Prefiero las noches o los días fríos y nublados en los que la garúa me besa la frente a aquellos de sol y calor. Suelo ser muy detallista en lo que despierta mi interés, al tal punto que en ocasiones me tildan de “maniático” (con la limpieza de mis manos por ejemplo) u “obsesivo compulsivo” según algunos amigos que ensayan para psicólogos. Colecciono casi todo, sobre todo momentos, a los cuales no me gusta clasificar, etiquetar, ordenar o almacenar, prefiero dejarlos sueltos, como dije anteriormente, confío demasiado en mi memoria.
     No lloro hace años, no sé porqué, lo cual, la mayoría de las veces, convierte mi tristeza en angustia, impotencia, frustración y bronca, que termina desahogándose en forma de sarcasmo o ironías cuando no logro conseguir un canal más sano o alguno que las contenga dentro de los refugios o herramientas de catarsis antes mencionadas (si logro considerar esto uno de ellos sería una buena explicación para entender lo mucho que estoy contando dado lo reservado y hasta desconfiado que suelo ser en primeras instancias).
     Físicamente soy de contextura liviana, ojos color café bajo grandes párpados, boca pequeña, poco cabello castaño oscuro y piel trigueña de cepa andaluza. Cuatro dedos de frente (desde toda la vida, por las dudas), cejas más tupidas que el bigote, cuello largo y del mismo ancho que mi cabeza, costillas anchas y salientes (diría: “para que quepa un gran corazón” pero en mi sonaría como ironía o mal chiste) y largos pies en relación a mi altura. Tengo además dos campanitas en la garganta, la capacidad de mover mis cejas individualmente y las puntas de todos los dedos de mis manos desde el primer nudillo (incluyendo los dedos gordos que pueden cubrir un ángulo de 180º), un músculo de la muñeca izquierda sobre desarrollado, una huella de cuatro dedos ya que en mis pies los dedos índices descansan en parte sobre los gordos (espero no ser imprudente hablando tanto de mis pies) y los cartílagos de mis orejas pegados. Soy de piernas fornidas, en relación al resto de mi cuerpo, y antebrazos del mismo ancho, o mayores, que mis brazos. Lo cual en total me da un aspecto un tanto “popeyesco” salvo por la cara, la fuerza y el color de piel.
     Me atrae el mar, el vino, la carne, el agua y la sensación de sumergirme en ella, el fuego y su danza, la altura (física) y los mapas sin caminos marcados, nombres ni fronteras. Y me enamora la vida, la gente y los paisajes, con todo el amor y odio que esto implica.

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